Palabras del ministro Haroldo Brito durante inauguración de dependencias del tribunal

Nov 4, 2013

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“Buenas tardes.

Agradezco la invitación que se me ha formulado para participar en esta ceremonia de inauguración de la sede del Segundo Tribunal Ambiental.

Como Presidente de la Corte Suprema, constituye una satisfacción constatar cómo la nueva institucionalidad ambiental se está consolidando en nuestro país, en particular, la judicatura especializada en la materia. Cabe tener presente que de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 1° de la Ley N° 20.600, los tribunales ambientales son órganos jurisdiccionales sujetos a la superintendencia directiva, correccional y económica de la Corte Suprema, lo que implica no sólo una función de supervisión de ésta, sino también de apoyo, como se ha venido haciendo hasta ahora.

La existencia de tribunales ambientales está vinculada especialmente a la protección de los derechos fundamentales, en este caso el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, y al control jurisdiccional de actos administrativos.

En el Estado de Derecho contemporáneo existe una estrecha relación entre el reconocimiento de derechos, la adopción de medidas destinadas a su resguardo y la restauración de su tutela en caso de afectación. Por consiguiente, la labor esencial de la jurisdicción consiste en ser garantía última y efectiva de los derechos fundamentales. En otras palabras, son los órganos jurisdiccionales con competencia en materia ambiental, los que deben otorgar tutela efectiva del derecho fundamental a vivir en un medio ambiente libre de contaminación.

Vinculado a lo anterior se encuentra el fenómeno del control jurisdiccional de los actos de la Administración. En el caso de los Tribunales Ambientales, cabe destacar que gran parte de su competencia dice relación con el conocimiento de los procedimientos contencioso-administrativos de reclamación, señalados en el artículo 17 de la Ley N° 20.600.

No se puede soslayar el hecho de que la creación de una judicatura especializada en materia ambiental suscitó, en su momento, opiniones contrapuestas en el foro y la judicatura. Sin embargo, el funcionamiento del Segundo Tribunal Ambiental, durante estos meses, ha permitido disipar dudas y cuestionamientos. Al respecto, me permito citar lo consignado en el Mensaje del proyecto que dio origen a la Ley N° 20.600, en lo que se refiere al fundamento de la existencia de estos tribunales. Allí se señala:

“Lo importante es preguntarnos ¿Qué es lo que se encuentra en juego detrás de la existencia de un Tribunal Ambiental? Las respuestas están vinculadas en nuestra opinión a los dilemas de eficiencia-eficacia de la regulación y la garantía de derechos de los regulados y de los ciudadanos en general”.

Junto con la existencia de una sólida institucionalidad ambiental, es fundamental contar con jueces capacitados y comprometidos con su tarea. Como afirma Piero Calamandrei en su célebre obra “Elogio de los Jueces”:

“El juez es el derecho hecho hombre; sólo de este hombre puedo esperar en la vida práctica la tutela que en abstracto me promete la ley; sólo si este hombre sabe pronunciar a mi favor la palabra de la justicia, podré comprender que el derecho no es una sombra vana…….porque si el juez no está despierto, la voz del derecho queda desvaída y lejana, como las inaccesibles voces de los sueños”.

Estoy seguro de que la calidad profesional de los Ministros de este Tribunal contribuirá a que esta magistratura ejerza sus funciones con criterios de excelencia y que las personas confíen en concurrir a esta nueva magistratura. Como señalé en el discurso que pronuncié al tomarles juramento o promesa, en diciembre del año pasado, su idoneidad: “constituye una garantía de que esta nueva judicatura resolverá con arreglo a derecho, teniendo en cuenta criterios técnico-científicos de primer nivel, los asuntos que le toque conocer”. Señalé también que “su jurisprudencia constituirá un aporte al desarrollo del derecho ambiental, novel y trascendente disciplina jurídica, aún en formación”.

En breve tiempo se ha cumplido con creces el desafío de la implementación de una judicatura ambiental moderna, independiente, y de gran solvencia intelectual. Estoy cierto de que la senda que este Segundo Tribunal Ambiental ha trazado, constituirá un modelo a seguir para los otros dos tribunales que la ley contempla, lo que contribuirá a la tutela efectiva de los derechos fundamentales y al consiguiente fortalecimiento de nuestro Estado de Derecho.

Concluyo, felicitando a los Ministros y a todo el personal de esta magistratura, deseándoles éxito en sus funciones y plena satisfacción en su vida profesional y familiar.

Muchas gracias.”


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